No se puede criticar aquello que no tiene explicación o no está sustentando más allá de las vísceras.
No se puede criticar aquello que no tiene forma definida o cambia constantemente, según los gustos de líder y aplaudido por sus acólitos.
No se puede criticar aquello que sólo existe como discurso, ya que la realidad se encarga de desmentirlo y rebatirlo.
No se puede criticar aquello que carece de identidad, ya que copia formas sin entenderlas.
No se puede criticar aquello que la gente sigue, sin entenderlo completamente, y le agregan sus impresiones de la realidad.
No se puede criticar aquello que no es conjunto y no es partícula.
Cierro con un fragmento mínimo —será correcta la denominación que le doy— del aforismo XLIII de El Anticristo de Nietzsche:
"Cuando el centro de gravedad de la vida no se coloca en la vida, sino en el más allá, en la nada, se arrebata a la vida su centro de gravedad". (Obras Inmortales, Tomo I, P.451)
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