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autor James_Neo

domingo, 29 de agosto de 2010

Aprovechar o sufrir el sistema

De donde soy, de donde vengo, se dice que la corrupción es un gran problema. Una situación estructural que permea todos los estratos de la sociedad, desde aquellos que tienen poder de decisión hasta el ciudadano común.

Sobre los poderosos existe un famosos episodio: un presidente elegido por la voluntad popular, que luego fue enjuiciado por malversación de fondos en 1993. Un personaje destacado de la política nacional, algunos dirán siniestro, que protagonizó diversos capítulos importantes de la república petrolera.

De manera resumida al mencionado presidente se le acusó de malversar 250 millones de Bolívares (17 millones de dólares en esa época), los cuales utilizó para ayudar a la presidenta de Nicaragua.

Pero la situación no se termina ahí, se pueden ver ejemplos en otras partes.

Durante mis vacaciones fuera de las fronteras nacionales tuve la oportunidad de conocer el día a día de unos compatriotas.

Ellos, un grupo significativo, se mantiene con el reciclaje de moneda americana. Obtienen el cupo que otorga el Estado para personas fuera del país y lo regresan, en efectivo, para alimentar el mercado negro.

Con el diferencial que ganan pagan el próximo cupo y ayudan a sus familiares. Además, de poder vivir con cierta comodidad en el país receptor. Un residente de la zona expresó a uno de "vos no estudiás, vos los que hacés es recolectar", excelente observación.

Mediante ese proceso han podido acceder a productos en nuestra tierra resultan muy costosos: Mac, Nikon, cámaras HD, entre otros. Artículos que no son para vanidad, son herramientas para su futuro desempeño profesional.

Lo anterior es una manera de obtener beneficios del sistema, una ganancia ilícita que los une con aquellos personajes políticos de antaño y ahora.

La corrupción existe y se encuentra en todos lados, es una mal que unos sufren y otros aprovechan. ¿En qué momento aprovecharé al sistema y dejaré de sufrirlo? Ahí la gran pregunta...

lunes, 9 de agosto de 2010

El apartamento

Un lugar donde el cine, la música y la literatura se unen perfectamente encontré en Caracas. Un espacio privado y reservado para unos pocos que ofrece esa mezcla perfecta que no es habitual en una zona convulsionada y poco amigable como es esta ciudad.

Cortázar, Allen, Rollings Stones Magazine, Pearl Jam, Oliver Stone, Sabina y Serrat, Ingmar Bergman, Borges, Benedetti y muchos otros caminan por los pasillos que conectan habitaciones con comedor, sala y recibo.

Julio se toma un maté leyendo las 500 mejores canciones según la revista ícono de la movida musical. Por su parte, Borges batalla con Stone con movimientos de ajedrez.

Sabina y Serrat, guitarra en mano y ronca voz, le ofrecen otra melodía a los poemas de Benedetti que los lanza por el balcón. Pearl Jam, sentados en el piso con unos Rum & Coke, ven películas de los hermanos Cohen, y ríen.

Ingmar, lápiz en mano, piensa en el argumento de otra película, mientras Leonardo Da Vinci dibuja un retrato del sueco revelando detalles de la genialidad de ambos.

Poe sentado en un rincón fija la mirada en la esquina más oscura de la habitación principal recrea narraciones extraordinarias y le pide, por favor, un yesquero a Allen que limpia el saxo para acompañar a los trovadores en el balcón.

Los murmullos de todos ofrecen una riqueza inmensa, pero es tanto, que resulta complicado seguir a uno. Una recreación del laberinto del conocimiento de Umberto Eco.

Las paredes no detienente la magia y grandeza de las personas que se dan cita en el apartamento, que lo hacen de un brillo único y faltan otros que se esconden o no han sido descubiertos entre tanto conocimiento.

La noche sigue su curso y la realidad se confunde con la fantasía. La bulla externa se ha apagado y la llegada de otro día ofrecerá facetas novedosas de aquellos que se dan cita en tan pequeño lugar. 

domingo, 8 de agosto de 2010

Ese kiosco

Durante mi paso por la casa de Barquisimeto hubo un lugar particular. Espacio de encuentro para los panas, para tomar la cola para la universidad, adquirir un refresco o traer el periódico del día.

Entre periódicos y revistas hubo cigarros, cervezas, peleas y un sin fin de anécdotas.