Sin título

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autor James_Neo

domingo, 8 de agosto de 2010

Ese kiosco

Durante mi paso por la casa de Barquisimeto hubo un lugar particular. Espacio de encuentro para los panas, para tomar la cola para la universidad, adquirir un refresco o traer el periódico del día.

Entre periódicos y revistas hubo cigarros, cervezas, peleas y un sin fin de anécdotas.


Muchos timbres, promociones de colegio, cigarros detallados, tarjetas telefónicas, rostros pasajeros, amigos y no tan amigos han pasado por ahí, pero, algo se mantiene.

El comentario doble sentido y una sonrisa que acompaña el pedido habitual para los clientes asiduos, son algunas características que habitan en esa esquina.

Las frases o palabras que marcan, y están a la orden, como por ejemplo, perro e rancho, calembe, Entonces! O qué paso hijooooo, sorprenden a los ajenos y significan para los propios, son parte de un codigo de ahí.

Médicos, enfermeros, secretarias, taxistas, soldadores, mecánicos, madres, padres, hijos e hijas encuentran ahí algo mas que productos a la venta. Qué encontrarán? Solo ellos lo saben. Por mi parte, encontré en el kiosco de Oscar un hermano mayor que me enseñó lo que el colegio no hacia y en la casa no se hablaba.

Ahora sigue siendo eso para otros que pasan por esa esquina, lo creo muy profundamente, y para mi es un baúl que guarda momentos muy sigificativos de las camisas blanca, azul, beige y de mas allá.

Chuck Palahniuk afirma que cuando uno observa hacia atrás toda parece mas divertido, que “mola más” y este parece ser un caso. Al final, tanto yo como el entorno cambiamos, ahora tenemos un poco más de experiencia y vemos las cosas distintas, pero, por encima de esas circunstancias lo esencial se mantiene.

Ese kiosco, el kiosco de Oscar, es genial, en definitiva.

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