Sin título

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autor James_Neo

sábado, 9 de mayo de 2009

Una noche que quiero llorar

Hoy después de un aniversario más sin ella, y con muchos recuerdos desterrados de mi memoria, me encuentro sentado sintiendo cosquillas en todo el cuerpo por abrirme paso en una nueva etapa de mi vida. Queriendo correr a llorar a sus brazos para sentir el calor y la seguridad de alguien que muchas veces pasó por estos trances y siempre puso el pecho y siempre echó para adelante. Como alguien me dijo una vez: vivió y murió en su ley.

Los recuerdos que guardo de ella son tan vagos que siento que la estoy condenando a otra muerte, y la peor de todas: el de la memoria borrada. Creo que estoy recogiendo los frutos de muchos años de querer borrar el dolor y la amargura de aquello que no se entiende, no se comprende y no se acepta. O sólo es la forma de continuar caminando, aún con ese dolor en la espalda.

Miro atrás y veo como esos momentos en lo que me hubiese gustado que ella me acompañara han ocurrido con su gran ausencia. También, ese mirar al camino recorrido, veo la dedicación y entrega con la cual me cuidó. Recuerdo las tardes de dictado. Los juegos de medio día. Las odiosas salidas al mercado. Las arepas sin concha y mantequilla en las tardes. Las noches de televisión viendo lo que ella quería. Los almuerzos en el comedor. Las sesiones de costura. Son tesoros que guardo tan profundo que llego a sentir que los he ocultado tan bien que ni el tiempo los podrá robar.

Pero recordarla a ella es sentir que la abandoné, ahí cuando más me necesitaba, pero cómo se supone que iba actuar ante aquello que era inmenso, misterioso y, sobre todo, definitivo. Me asusté pero eso también significó no sentarme a su lado a llorar…

Una noche de horror… Una noche de muerte que hoy quiero olvidar y no voy a cantar … Una noche que hoy quiero llorar…

Llorar para sentir tu compañía, llorar para limpiar las heridas de aquel error, llorar para que vengas y me consueles, llorar para sentir tus labios en mi frente, llorar para verte por una vez más, llorar para volver a ser niño y dormir a tu lado en cualquier noche fría. Son deseos que no se cumplirán, pero era necesario escribirlo, aún cuando son lágrimas que correrán por mis mejillas sin tu mano para limpiarlas y sin tus palabras para consolarme.

Un homenaje póstumo y tardío pero sentido y sincero, buscando que mis pensamientos viajen en el tiempo y se posen en tus oídos para decirte que te amo… a la espera de poder vernos en una casita de bahareque en medio del campo, con vacas, sin deudas y poder seguir aprendiendo de ti.

Gracias abuelita Paula