Los primeros 17 días del mes pasado, viví con el terror de no tener vacaciones decembrinas, sin embargo, solo fue un susto infundado. Entre el 23 y el 31.12 compartí con mis dos familias, la barquisimetana y la victoriana (me da demasiada risa ese gentilicio), las fechas mencionadas. El resultado final: valieron la pena, por rato largooooooo.
Más allá de la vañoración final, fueron momento para desconectarse de todo lo cotidiano, dejar atrás los problemas y tomar un respiro para empezar el nuevo año con energías. (Verga cada vez escribo con menos imaginación, me sale taller de creatividad)
Esos días tuvieron de todo: excelente comida, despliegue físico (tanto deportivo como del otro), traslados, regalos y bastante caña. Es por eso a continuación que presento una breve descripción foto documental de esos días, faltan muchos registros (algunos no existen), pero el collage ofrece un panorama de lo vivido y las personas con las cuales compartí, sin más preámbulo:
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