Despertar para emprender el trajín diario ofrece un abanico de reflexiones mañaneras muy variado: desde las responsabilidades pendientes en el trabajo o la universidad, deudas pendientes u otras situaciones de la cotidianidad.
En este rincón del planeta marcado, desde mi punto de vista, por un signo de realismo mágico sorprendente existe un pensamiento recurrente: la muerte.
Este planteamiento no ocurre desde una perspectiva filosófica, es un fenómeno práctico. Es una situación que vemos a diario y muchas veces se le ha mirado directo a los ojos.
No pretendo ofrecer explicaciones o abordar la problemática desde una determinada teoría, solamente desahogar eso que está presente y te hace dudar sobre seguir viviendo en esta tierra de gracia o encerrase en un búnker y no volver a salir.
Estas anotaciones sueltas pudieran empezar a principios del 2008, después de una jornada de ingesta etílica terminé en una plaza del oeste de la capital, medio dormido y medio peo, un grupo de ciudadanos decidió compartir entre ellos mis zapatos, dinero y celular. Unos cuantos golpes y amenazas de quiebra a ese pajuo (es decir yo) y el grupo se marchó con sus nuevas adquisiciones.
En 2009, en un viaje a la casa materna, otro grupo de señores, decidió, revolver en mano, compartir entre ellos las pertenencias de los pasajeros de un encava. En esta oportunidad a este servidor los compañeros de viaje consideraron que mi celular, suéter y cámara fotográfica semi profesional no se encontraban en buenas manos y que otro usuario les daría mejor uso. Como plus el ciudadano más prominente del grupo, el del revólver, le ofreció unas lecciones de ética familiar a una madre con su hijo de meses en brazo. Ante el peso de lo aprendido la madre lloraba imparable y el padre quedaba atónico.
También pudiera contar lo ocurrido en 2010. En una especie de metáfora cojonuda sobre dejar de fumar. Me encontraba, junto a mi compañera, a la espera de una unidad de transporte público con un cigarro recién encendido en la boca y escucho los tres sonidos más nefastos hasta la fecha: tres disparos, gritos de desesperación del colectivo y seco golpe del cráneo de una persona muerta contra la acera.
Todo lo anterior a media cuadra de distancia y con una gota de sudor frio paseando por mi espalda como que queriendo decir: esos sonidos pudieron ser para ti.
Una reacción simbólica, pero muy poderosa fue a la bajada de una camionetica una señora que iba delante de mí, con par de bolsas de mercado en ambas manos apretó el trasero y al mejor estilo de los caminadores de competencia olímpica emprendió una épica carrera para llegar viva a su casa, yo observé la situación y comprendí que era momento de iniciar mi propia carrera. Esto fue a mediados de 2010.
Siempre he pensado que acá, en este paraíso terrenal existe una presencia que lo ocupa todo y contrariamente a lo que dijo un famoso físico no juega dados sino juega a la ruleta rusa.
El Viernes 03.05.13 en horas de la madrugada un paisano más, otro colega y conocido de unos amigos cayó en manos de eso que los estudiosos y entendidos llaman violencia delincuencial. Ese mismo fenómeno que años atrás se llevó un hermano de él.
Esto son solo unas anotaciones sueltas sobre una situación que me ha superado y me arroja a un laberinto.
Enlaces externos:
Periodista Jhonny González fue asesinado
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