Tantas alegrías que nos has regalado

¿Cómo empezar a escribir estás líneas con la mezcla de sentimientos? Recordar tus juegos en el césped del universitario y los goles que nos han hecho dejar la garganta en las gradas del avileño, sin embargo en la actualidad nos dejaste con un deuda enorme.



Esas dos oportunidades que tuviste en el monumental, las que desperdiciaste ¿cuál será su repercusión en nuestro sueño? Nadie lo puede saber, pero duelen y duelen mucho en la tabla en el apartado de goles a favor y en contra.

Muchos te mentamos la madre y te mandamos sietes veces 77 al infierno o muy lejos de esa cancha histórica.

Pero, por otra parte, lo tuyos, los del rojo, recordamos esos goles contra algunos de nuestros rivales en el torneo local que nos han levantado del inframundo anímico para unirnos en un abrazo de alegría y esperanza.

Recordamos tus regates, gambetas y entrega que son ejemplo para tus diez compañeros en cancha y los miles que alentamos desde la gradas. Contra Mineros, los gochos, los granates o los de la burra muchas veces tú has hecho la diferencia.

No pudiste ese día contra la albiceleste, ojala hubiese sido otra la historia. No pudiste ser el héroe de un país, lo seguirás siendo de una hinchada que no te abandorá.

El fútbol, a diferencia de la vida que transcurre fuera de ese rectángulo, ofrece algunas oportunidades para redimirse. Esperemos que la tuya llegué contra los cafeteros y todo un país pueda ver los que nosotros los del rojo vemos jornada a jornada.

Ojala nos sigas regalando alegrías con la casaca Vinotinto. Ojala, Rómulo puedas hacer secarnos la garganta con un grito de un gol y no una mentada de madre.