De un tiempo para acá, uno de esos rasgos propios de Caracas, nos ha pegado golpes en la cara a mi compañera y a mí: buscar un espacio para vivir.
Desde patear la calle, hablar con conocidos, comprar el periódico hasta buscar en la web son parte de un rosario de plegarias que a diario, este par de osos, encomienda para buscar una nueva cueva. Si, una nueva cueva para poder crecer como pareja o como profesionales o ambas.
La cuevas en alquiler no abundan en esta ciudad, son una especie en peligro de extinción. Son raras, poco comunes. ¿El por qué de la situación? No me interesa, no estoy en una cruzada personal por revertir las causas de esto, solo quiero poder tener un nuevo espacio para llamarlo hogar.
Aquellos que lean este post, podrán pensar muchas cosas: estos bichos si son egoístas o cretinos, puede ser. Pero, si en vez de criticar, nos echas una mano todo pudiera ser un poquito mejor. Entiendo, es burda de pelúo conseguir algo. Es una ladilla preguntarle a tu mamá o tío si conoce de alguien que alquile o al pana que larga si quiere un par de guachimanes para el apartaco, entiendo que eso es ladilla. Lo sé perfectamente.
Sin embargo, escribo estas líneas patéticas y bien chimbas para solicitar una ayuda, de esas que no empobrecen a nadie y hacen de esta ciudad, este país y de este planeta un lugar mejor para vivir. Por favor, dale RT a esta entrada o coloca los HT #Casapalososo/#Sebuscaalquiler en tu Twitter.
Además, es mejor echar una mano que tener dos osos, con sus peroles, frente a tu casa o apartaco listos para meterse en tu espacio y unirnos todos en la desgracia.
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