En una tarde como cualquier otra, sentado en la comodidad de mi escritorio y navegando por Vimeo, me encontré con este videoclip: errante diamante de Los Aterciopelados. El video ya lo había visto con anterioridad, aunque recuerdo, una versión más ligera.
Más allá de lo duro de las imágenes y la situación que describe, la de más de 4 millones de ciudadanos colombianos golpeados por la guerra, me llamó la atención el texto del director de la pieza, Fernando Restrepo, quien con palabras precisas acierta en narrar lo que ocurre en el país cafetalero.
Ahora, los dejo con las reflexiones del mencionado director, espero lo disfruten:
(Algunas de estas imágenes hacen parte de los archivos de la "fundación Cine Documental" dirigida por Marta Rodriguez·)
"La primera sensación al ver reunidas las imágenes que empezaban a alimentar esta canción, fue la de llorar dura y profundamente, el nudo en mi garganta fue tal, que perdí la respiración, y si, estaba ahogando mi espíritu con los recuerdos… aquella selva de olor dulce y húmedo, de orgullosos cativos de fina madera, de entretejidos ríos, donde yacen los pueblos fantasmas que susurran los alabaos, mapales, lumbalus, y aguabajos, que en algún entonces fueron los llamados de libertad de cimarrones y palenques.
Miradas nerviosas, miradas extraviadas en el vacío de los recuerdos, manos ajadas por la edad y el desconsuelo, se hacen cargo ahora de los niños y la tierra, sufriendo calladamente la perdida de los frutos maduros y firmes, los frutos de su amor. Ahora nietos y abuelos son alquimia perfecta de la resistencia.
Creyeron apagar la luz, intentaron cegar las flores, y pretendieron desterrar el espíritu, el pensamiento, sin darse cuenta que al remover la tierra, la raíz se aferra y la nueva semilla profusa brota.
Esos largos caminos que terminan en nuestras ciudades, dan cuenta de la fortaleza, dignidad y coraje que acompaña los pueblos arraigados en la matriz de la tierra.
El errar, el hambre, la desnudez, son el hálito de su historia, espinas que aseguran que los hijos no olvidaran que son descendientes del tiempo y el espacio, del sol que insemina esta tierra y del agua sal que alimenta la vida.
El silencio aturdidor, es la impotencia, es el infinito tiempo que abarcan los pensamientos de igualdad que surcan cuerpo y alma de los desarraigados, de los mutilados, de los obligados. Su alma clama igualdad, pero no es aquella idílica, utópica, celestial e inexistente… clama por la que le permita encontrar las herramientas, los instrumentos, la fuerza, la audacia suficiente, para hacerle frente en igualdad de condiciones a sus verdugos, a los bárbaros, a los brutales, a los señores limpios que agencian la muerte en los catálogos desde los mercados en Frankfurt, Tokio, Ginebra o Madrid.
Cada palmo recorrido lejos de casa, siete veces será caminado por el perseguidor, cada lagrima derramada será siete veces vertida por su acusador, cada ser querido perdido, por séptima vez sufrirá el verdugo, por cada gota de sangre dilapidada, siete mares perderán los matarifes, y allí siete veces junto, soportara aquel que su boca manifestó lo que su pensamiento y voluntad deseo para ver un pueblo desplazado.
Las murallas que intentan construir con nuestro infortunio, solamente contendrán la pócima de su vergüenza.... recuperaremos en medio de todo el valor de nuestra palabra, el infinito del pensamiento, la visión de nuestro tiempo y la armonía de este espacio."
Fernando Restrepo
Errante Diamante from B a s t a r d i l l a on Vimeo.
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