Por cuestiones laborales tuve la oportunidad de realizar un taller breve en la Organización Nelson Garrido (ONG) sobre fotografía. La experiencia fue corta pero muy productiva y me cuestionó sobre la necesidad de formarme en el fascinante mundo de la captura de imágenes.
Ciertamente es difícil realizar un recorrido fotográfico por la ciudad capital, sacar una cámara es sentirse objeto de miradas e intenciones poco altruista por parte del colectivo. Una situación que limita la posibilidad de seccionar la increíble variedad de la sucursal de cielo y cuando te atreves a romper esa regla no escrita es difícil realizar un trabajo libre del miedo y lograr un resultado decente.
Nelson Garrido comentaba que la fotografía se limitaba, en muchos casos, a los eventos o situaciones especiales en nuestra vida y no enfocaban la cotidianidad, el día a día. Otra aspecto que destacó fue la mala constumbre de ver y no mirar y nos pidió mirar al piso o al cielo para descubrir un mundo nuevo. En efecto existe detalles que forman parte de nuestro recorrido cotidiano que no miramos, ¿dejar de mirar niega la realidad?
Más allá de esos límites desagradables y muy reales y las divagaciones teórico-filosóficas, hago una presentación del trabajo que resultó en la breve experiencia como estudiante o integrante de la ONG.
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